En artes gráficas, la sobreimpresión es un concepto utilizado para definir aquella práctica consistente en imprimir un objeto sobre otro previamente impreso, superponiendo ambas figuras hasta que la última impresa queda por encima.
Otro concepto relacionado con la sobre impresión es la reserva: se utiliza cuando, en la primera impresión, se reserva un espacio a sabiendas de que será exactamente el área donde se alojará el nuevo objeto de la segunda impresión, llegando así a una sobreimpresión “artificial”, en el sentido de que, aunque a simple vista puedan parecer iguales, el resultado dependerá de si queremos que la reserva se haga permitiendo su visualización sobreimpresa o no. Se trata, en realidad, dos procesos diferentes.
INDICE
Algunos conceptos técnicos
LA RESERVA
Normalmente, las reservas son convenientes para realizar una sobreimpresión adecuada, ya que evitan que se superpongan los colores y generen nuevos tonos intermedios indeseados o huecos entre colores debidos a la falta de registro.
EL TRAPPING O REVENTADO
Y precisamente para evitar esos fallos de registro en las superposiciones de objetos y trazos de distinto color se utiliza la herramienta del trapping. Se trata de una forma de sobreimprimir los colores adyacentes en los objetos cercanos, evitando de esta forma la aparición de “huecos en blanco”.
Cuando se produce trapping, las dimensiones de cada objeto insertado cambian un poco, haciéndose este efecto más aparente cuanto más pequeños son los elementos, ya que en este caso “se aprecia más” y, por tanto, se estropea más la imagen a conseguir. Por ello, para los objetos diminutos se recomienda utilizar el trapping y no la reserva.
FORMAS DE SOBREIMPRIMIR
Además, una sobreimpresión puede adquirir múltiples formas y resultados finales, dependiendo de qué tipo de diseño se pretende conseguir. Por ejemplo, a la hora de imprimir tres cuadrados de distintos colores —uno rojo, otro amarillo y otro azul—, utilizando esta técnica las posibilidades son diversas. Superponerlos de tal forma que el último en colocarse quede encima del resto, tapando la cantidad de cada uno de los otros dos en la proporción que se desee sería la sobreimpresión más fácil y habitual, pero el nivel de complejidad puede hacerse más elevado.
Se puede crear una zona en la que los tres cuadrados se unan, conformando un color unificado que puede, además, amoldarse a una proporción del 33,33 % de cada uno de ellos o permitir que un color predomine sobre el resto.
Otra posibilidad es dejar una zona en blanco, o en negro, que recubra a las tres formas geométricas, e incluso colocar un cuarto cuadrado de uno de esos dos colores que tape partes de los otros tres. Las posibilidades son infinitas.
Otra cosa diferente es la gestión del color de tus trabajos
¿Cuándo usar la sobreimpresión?
Tras explicar con profundidad esta herramienta y sus técnicas fundamentales, cabe hacer una reflexión sobre su uso, y en qué circunstancias de las artes gráficas está más recomendado trabajar con ella.
A priori solo debe usarse esta herramienta cuando se desea imprimir un objeto en todas las planchas. Por ejemplo, los elementos de un diseño en color rojo, sobre un fondo blanco o negro. Al reservar un espacio en el resto de las planchas, la sobreimpresión adquiere todo su sentido, puesto que enriquece los matices que estas contienen.
LA SOBREIMPRESIÓN EN EDICIÓN DIGITAL
Sin embargo, a pesar de resultar muy útil para multitud de sectores más allá de las propias artes gráficas (creadores freelance de camisetas, gorras, chapas… y empresas industriales de este sector, por ejemplo), su uso “analógico” se ha limitado en los últimos años, ante las novedades y mejoras que se han producido en la edición y transformación digital de imágenes.
Cada día es más usual que no solo los profesionales en diseño digital y artes gráficas, sino muchos usuarios y amantes amateurs, utilicen programas de edición digital como InDesign o Ilustrator para tratar imágenes con ordenador y mejorar así sus fotografías, dibujos y diseños.
También en estos programas informáticos se utiliza la sobreimpresión, que pasa así de ser un término referido solo al final del proceso (cuando una imagen se sella en una superficie) a incorporarse al inicio, en el momento de la manipulación y el tratamiento previos a la impresión.
La forma de trabajar la sobreimpresión en este tipo de programas es la siguiente: se seleccionan los objetos que se pretenden sobreimprimir, bien eligiendo un fondo base sobre el que se trabajará, bien suponiendo dos o más objetos que “se harán uno” en el diseño definitivo.
Normalmente, estos programas tienen una herramienta habilitada para este cometido, cuyo nombre varía entre Sobreimprimir relleno y Sobreimprimir trazo, u otras denominaciones similares. La forma de trabajar con esta herramienta es muy intuitiva y da resultados muy eficaces, permitiendo acortar los plazos y tiempos de trabajo para ejecutar sobreimpresiones de calidad.
Habitualmente, una vez acabado el diseño digital con la sobreimpresión deseada, se genera un PDF compuesto para impresión, que incluye una sola impresión de cada página en la que estén guardadas las planchas a utilizar. Este PDF puede luego dividirse en cada uno de los elementos para que cada placa pueda imprimirse, si es necesario, por separado.
A priori solo debe usarse esta herramienta cuando se desea imprimir un objeto en todas las planchas; por ejemplo, los elementos de un diseño en color rojo, sobre un fondo blanco o negro. Al reservar un espacio en el resto de las planchas, la sobreimpresión adquiere todo su sentido, puesto que enriquece los matices.
FALLOS HABITUALES EN LA SOBREIMPRESIÓN DIGITAL
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado cuando se trata de ediciones digitales. En ocasiones se traen elementos de un diseño a otro, e incluso de un programa informático a otro, y es bastante habitual trabajar con distintos tipos de formatos y archivos de imagen.
El resultado, si la sobreimpresión se realiza de forma errónea, es lamentable. Se puede acabar convirtiendo una imagen de un color a otro si cuando se transporta el fondo definitivo no se hace de forma correcta, transformando así, por ejemplo, una manzana verde en color rosa dentro del cesto de frutas que se pretenda elaborar.
En definitiva, la técnica de la sobreimpresión abre un mundo de posibilidades para quien precisa disponer de trabajos de calidad en artes gráficas.
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