Imprimir imágenes con una buena resolución para imprimir es una exigencia cada día más importante en una sociedad en la que nos comunicamos mediante lo visual. No hay duda de la importancia de una calidad óptima en la impresión de imágenes, tanto para presentaciones en el trabajo como para impresiones de revistas, publicaciones o para conseguir buenos reportajes fotográficos (entre otros múltiples motivos, los cuales requieren un resultado riguroso).
Por este motivo, cuando se habla de cuál es la resolución de imagen más adecuada para un determinado proyecto, hay que tener en cuenta un aspecto fundamental con efecto directo en el resultado, el píxel.
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✅ Cual es la resolución para imprenta?
Uno de los primeros problemas más comunes, cuando se envía a la imprenta un trabajo y, sobre todo, cuando estamos empezando en este campo, es conseguir superar el reto de reproducir en el papel lo que vemos en la pantalla con la misma calidad. Aunque conseguir imitar la misma nitidez y definición es casi imposible, ya que los monitores gozan de una diversidad cromática muy alejada de la variedad de la que disponen las impresoras (incluso, las más desarrolladas del mercado). Conocer aspectos como la resolución de la impresión, los píxeles y la distancia de visualización puede mejorar considerablemente la calidad de nuestros proyectos de impresión.
El píxel es el concepto del que depende, en mayor medida, la resolución de la imagen, es decir, que la veamos con mayor o menor nitidez y calidad. El píxel hace referencia a cada uno de los puntos que forman una determinada imagen y alcanza una suma incontable de hasta millones de diminutos puntos. El funcionamiento del píxel se produce de la siguiente manera: al acercar mucho una imagen, observaremos cómo un determinado punto se va dividiendo en infinidad de pequeñas partes, pero una visualización desde la distancia permitirá que la imagen se presente ante el ojo humano como una sola unidad que reconocemos.
La influencia que la resolución para imprimir tiene en el resultado final de la impresión de algo tan importante como puede ser la publicidad de un negocio es enorme. Además, existen otros factores que, asimismo, influyen en el resultado final de la impresión, como el enfoque, contraste o brillo de la fotografía que se quiera imprimir. A la hora de contratar servicios de impresión, la empresa no puede pasar por alto el tema del pixelado, ya que será el responsable de un mal resultado, de una determinada campaña de publicidad, con las consecuencias que todo ello conlleva.
Si la imagen presenta una resolución baja, mostrará una mala calidad y unos contornos escasamente definidos. Mientras que, con una resolución de imagen alta, una impresión a gran tamaño no pondrá en riesgo la calidad de la imagen y se podrán seguir observando los detalles de una determinada fotografía.
✅ ¿Cómo podemos conseguir la resolución perfecta?
Por fortuna, conseguir una buena resolución para imprimir es posible, ya que controlar este factor está en nuestra mano. Para conseguir imágenes con calidad a la hora de imprimir, debemos conseguir una alta resolución, de forma que la fotografía pueda aumentar de tamaño sin perder la nitidez y los detalles que componen una fotografía. De este modo, se estima que la imagen debe tener, como mínimo, una resolución de 300 ppp, es decir, 300 puntos por cada pulgada de la imagen. Con esa resolución, la estándar empleada en las imprentas, conseguiremos imágenes reales y las más parecidas a las que se visualizan previamente en la pantalla del ordenador.
Existen estándares que permiten guiar a los usuarios en el campo de la resolución de imágenes y se aplican de forma genérica a todo tipo de fotografías: 72 ppp, si queremos visualizar las imágenes en pantalla, además de 300 ppp, para los sistemas de impresión. Si en un blog o una página web insertáramos una imagen a más de 72 ppp, no ocurriría nada especial, salvo que la imagen contendría más información de la necesaria y veríamos igual la de 72 ppp que la de superior resolución. Además, esta circunstancia provocaría que, al ser una imagen mayor, ocuparía más espacio y su visualización y carga se verían seriamente ralentizadas.
Cuando la impresión se produce en la pantalla, la resolución hace referencia al número de puntos que, en el espacio lineal de una pulgada, muestra una determinada pantalla. Sin embargo, cuando la impresión se lleva a cabo mediante una impresora y sobre el papel (o cartón, plástico, metacrilato o aluminio, entre otros soportes), la resolución se refiere al número de puntos de tinta que la impresora reproduce en el espacio de una pulgada y el papel. De todas maneras, los puntos en la pantalla y el papel no son equivalentes. Si queremos disfrutar de la misma resolución en una imagen en papel que en una en pantalla, la primera deberá ser de menor tamaño.
☑️ Resolución de 300 ppp
Cuando imprimimos a baja resolución o por debajo de 300 ppp, el resultado es una impresión de imágenes de baja calidad, poco nítidas y en la que podrán apreciarse esos temidos efectos de los bordes de sierra, es decir, unos bordes muy poco suavizados. Una de las claves para comprender el funcionamiento de la resolución de la imagen es que trabaja de forma inversamente proporcional a la distancia desde la que se visualiza. Es decir, cuanto mayor sea la distancia de la visión, menor deberá ser la resolución que se consiga para imprimir, ya que el ojo humano es capaz de percibir resoluciones en función de los metros que lo separen de la imagen en cuestión. Por explicarlo con un ejemplo: a 15 metros de distancia, el ojo de una persona no puede ver más de 5 ppp, mientras que, a una distancia de 2.5 metros, el ojo humano no es capaz de distinguir más de 30 ppp.
Para tener constancia a ciencia cierta de que una determinada imagen se reproducirá sobre el papel con una buena resolución, existe una fórmula de gran utilidad: según esa operación, la inversa de la distancia de visión (expresada en pulgadas) por la inversa de la resolución da lugar a una cifra que se puede comparar con la limitación humana. Existe una norma general que permite averiguar cuál es la distancia óptima para observar una imagen y corresponde a entre un mínimo de 2 veces y un máximo de 5 veces por la anchura, en caso de que se trate de una imagen de forma apaisada.
De este modo, si queremos imprimir imágenes de grandes dimensiones (para vallas publicitarias, carteles u otro tipo de artículos), debemos realizar el cálculo de los píxeles necesarios para que estas imágenes se reproduzcan con calidad y nitidez. No nos serviría de nada impulsar una campaña publicitaria para un determinado negocio, con una buena inversión y un fantástico diseño y que después se vea borrosa, con bordes de hierro o totalmente pixelada. Si multiplicamos los píxeles de la longitud de la fotografía por los píxeles de la anchura, se obtendrán los megapíxeles con los que deberá contar la imagen para una resolución óptima de cara a su uso.
El sector de la impresión va experimentando con el paso del tiempo múltiples avances y, hoy en día, es posible sacar imágenes con una muy alta definición. Son varios los factores que pueden incidir en la calidad y nitidez a la hora de imprimir una imagen, como los métodos mediante los cuales se expulsa la tinta, los componentes de la impresora y la calidad de estos, asi como el papel que se emplee para imprimir las imágenes. Una serie de factores que, más allá de la resolución que empleemos, puede tener una incidencia muy enjundiosa en el resultado final del trabajo de impresión.
La principal diferencia entre la resolución de las pantallas y resolución para la impresión es la limitación de colores de tinta en la impresora, si hacemos una comparativa con el monitor de un ordenador. Lo que ocurre principalmente es que cada punto de la impresora solo puede tener uno de los cuatro colores. Por lo tanto, como mucho, podríamos llegar a ocho colores posibles, al mezclar por parejas esos cuatro colores de los que dispone una impresora. En los sistemas de impresión se ven obligados a llevar a cabo la tarea de intentar reproducir un píxel con 4 o hasta 6 puntos de tinta, lo que ofrece la impresión de una gran variedad cromática, aunque nunca sea comparable a la que proporciona un monitor, en el que un pixel puede ser iluminado con millones de diferentes colores, lo que posibilita una imagen con una riqueza cromática única.
En definitiva, conseguir impresiones de altas definición y calidad es posible, siempre que tengamos en cuenta, para ello, la resolución adecuada, que, como recomendamos, es de 300 ppp; aunque el monitor siempre reproducirá imágenes más cercanas a la realidad por su ingente variedad cromática. Gracias a conocer la resolución ideal para las imágenes y cómo lograrla para nuestras impresiones, es viable llevar al papel numerosos proyectos para la publicidad de un negocio o cualquier otro tipo de impresión de forma definida, nítida y lo más parecida posible a la realidad.
Wiki: Resolución de imagen +info